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El litio desempeña un papel vital en la transición energética. Según proyecciones de la Agencia Internacional de Energía, la demanda mundial de minerales podría crecer drásticamente entre 2020 y 2040 y el litio experimentaría el mayor aumento, entre 13 y 42 veces más que la demanda actual.
En este contexto, y teniendo en cuenta que Argentina es una de los tres países con mayores recursos de litio, en 2023 se inició un programa en Salta para convertir desechos de la producción de litio en yeso, financiado por el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología de la Nación y ejecutado por la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología de Salta, con la colaboración de las universidades UNSa y UCASAL.
El procedimiento es simple. Se realiza el encalado, que es colocar cal a la salmuera, y luego se filtra. Al hacerlo, se produce un barro compuesto por magnesio, yeso y un poco de cal apagada. Este desecho es considerado por la Ley Nacional Nº24.051 como residuo no peligroso por lo que se almacenan, de acuerdo con la normativa, dentro del mismo salar.
Este programa tiene como objetivo crear valor agregado a la industria del litio y reducir el impacto ambiental de los desechos. El proceso implica la conversión de residuos de producción en yeso sin el uso de productos contaminantes. Esto podría contribuir a una economía circular y al aprovechamiento sostenible de recursos.
El litio desempeña un papel crucial en la transformación hacia fuentes de energía más sostenibles, sobre todo en la fabricación de baterías de iones de litio, avance tecnológico trascendental para reducir las emisiones de carbono en el transporte y almacenar energía renovable.
Su importancia estratégica es reconocida por países con abundantes reservas. En América Latina, destacan Argentina, Bolivia y Chile en el «triángulo del litio», que concentra el 53,4% de los recursos globales de litio, mientras que Brasil, México y Perú también tienen potencial para desarrollar una producción significativa.
De acuerdo con un informe sobre producción de litio presentado por CEPAL en junio del 2023, que toma proyecciones de la Agencia Internacional de Energía, el requerimiento mundial de minerales podría crecer exponencialmente entre 2020 y 2040. En este contexto, el litio podría experimentar el mayor incremento, entre 13 y 42 veces más que la demanda actual, dependiendo del escenario.
Es así como los investigadores comenzaron a reflexionar sobre cómo reutilizar o reciclar algunos de los desechos que se generan en la propia producción. En 2023, se inició en Salta un programa de conversión de desechos de la producción de litio, financiado por Consejo Federal de Ciencia y Tecnología de la Nación (bajo el programa de Proyectos Federales de Innovación) y viabilizado a través de la Subsecretaría de Ciencia y Tecnología de Salta en donde ambas universidades, UNSa y UCASAL, trabajan en conjunto.
Este año continúa en pleno avance.
Programa de conversión de desechos de la producción de litio
Silvana Valdez, doctora en Ingeniería Química y directora del Instituto de Beneficio de Minerales (Inbemi) y docente de la Universidad Nacional de Salta, explicó que esta iniciativa apunta a crear valor agregado a la industria del litio. Además de convertir los residuos, se instalará equipamiento y se capacitará a los estudiantes de la escuela de educación técnica de San Antonio de los Cobres para que puedan realizar el proceso de conversión en yeso de los desperdicios de la producción de litio.
«En el Instituto de Beneficio de Minerales (Inbemi) hace varios años que venimos trabajando con las empresas del medio en lo que es el procesamiento de las salmueras y las mejoras que se pueden realizar a ese proceso. Desde ahí tomamos conocimiento sobre cuáles son los residuos que se van acumulando en la producción de litio y qué es lo que hacen con ellos, que en realidad no son peligrosos, pero se acumulan en el salar y a la larga dan mal aspecto, entonces buscamos ver qué se podía hacer con ellos para minimizar ese impacto ambiental desde el punto de vista visual», argumentó la directora en una reciente entrevista con el Diario Tribuno.
Por su parte, Gerardo Tita, doctor en Ingeniería, responsable del laboratorio de Fluidos Supercríticos y docente de la materia Mecánica y Mecanismo de la carrera de Ingeniería Industrial y codirector del programa, agregó que se realizará una prueba piloto en la escuela Antonio de los Cobres. Allí funcionará un equipo a escala para procesar los residuos y, además, se promoverán microemprendimientos a base de yeso que se obtenga.
¿Cómo se reciclan los residuos de la producción de litio para convertirlos en yeso?
Un artículo de Ernesto J Calvo, Doctor en Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) e Investigador Superior del Conicet, explica que el método por evaporación y agregado de cal-soda es el más convencional de los salares en la actualidad. Radica en el bombeo de salmuera de la profundidad del salar, previamente concentrada en pozos grandes, pero poco profundos durante 12 a 18 meses bajo radiación solar.
El procedimiento es simple. Se realiza el encalado, que es colocar cal a la salmuera, y luego se filtra. Al hacerlo, se produce un barro compuesto por magnesio, yeso y un poco de cal apagada. Este desecho es considerado por la Ley Nacional Nº24.051 como residuo no peligroso por lo que se almacenan, de acuerdo con la normativa, dentro del mismo salar.
En comunicación con un medio de Salta, Tita explicó que se pueden generar 2,4 toneladas de restos de producción de litio por cada tonelada de carbonato de litio que produce una minera, poniendo en foco en la importancia del volumen de restos de la producción que se podrían reciclar.
“Para transformar los restos de la producción de litio en yeso, es necesario suspender ese barro del que hablamos antes en agua para aplicarle CO2 (dióxido de carbono), que es lo que agarrará el magnesio para convertirlo en una forma más soluble y que, así, pueda disolverse en el agua. Este proceso lo realizamos para sacar el magnesio de esa pasta y que no afecte a las propiedades del yeso. Posteriormente, solo queda dividir el agua del barro para obtener el yeso”, detalló el codirector del proyecto Tita, y agregó que no se emplean productos contaminantes ni peligrosos para este procedimiento.
Usos y proyección del yeso obtenido de los residuos de la producción de litio
Una vez que se obtenga el yeso, los participantes y expertos realizarán distintas pruebas para determinar qué empleo se le puede dar al material obtenido. Algunos posibles usos son:
- Material de construcción: se puede utilizar en la fabricación de paneles de yeso, placas de revestimiento, molduras decorativas y otros elementos de la construcción.
- Agricultura: el yeso se puede utilizar como complemento para mejorar la estructura del suelo, aumentar la permeabilidad y retener la humedad, lo que favorece el crecimiento de las plantas.
- Industria cerámica: se puede emplear en la fabricación de cerámica y productos de arcilla para mejorar la plasticidad, la resistencia y la durabilidad de los materiales.
- Industria del cemento: el yeso se utiliza como aditivo en la producción de cemento para regular el tiempo de fraguado y mejorar las propiedades del producto final.
- Industria química: se puede utilizar en la fabricación de productos químicos, como relleno en la producción de plásticos y como agente de clarificación en la industria de bebidas y alimentos.
Los especialistas a cargo del programa de conversión de desechos de la producción de litio adelantaron que, una vez que culminen estas pruebas y se ponga en marcha esta iniciativa, se presentarán otras para seguir trabajando con las sales saturadas y los subproductos del litio. El objetivo es fomentar una economía circular y que, en vez de acumular los residuos, se le pueda dar una utilidad.
En resumen, el yeso obtenido a partir de los restos de la producción de litio puede ser un recurso valioso con múltiples aplicaciones en diferentes industrias, lo que contribuye a la reducción de residuos y al aprovechamiento sostenible de recursos.