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¿Cómo gestiona Bolivia su producción de litio?

Bolivia busca convertirse en un actor clave en la cadena de valor del litio a nivel mundial, con una estrategia integral para gestionar su producción que, desde hace unos años, además de la fuerte presencia estatal, involucra diversos acuerdos con empresas internacionales. El objetivo es impulsar su crecimiento económico y su inserción en la economía global.

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El triángulo del litio compuesto por Argentina, Bolivia y Chile concentra el 68% de las reservas globales en forma de salmueras, lo que representa una posición privilegiada para capitalizar este recurso esencial. Con el foco puesto en la soberanía y la sostenibilidad, y en conjunto con acuerdos internacionales, Bolivia busca convertirse en un actor clave en la cadena de valor del litio a nivel mundial.

Con el 23,7% de las reservas de litio de la región, Bolivia está implementando una estrategia integral para gestionar su producción de litio.  Gracias al desarrollo de nuevas instalaciones, tecnologías y plantas industriales creadas mediante acuerdos con empresas extranjeras, para el 2025, este país busca alcanzar una producción 40.000 toneladas métricas al año (TM/a), apenas 4 menos que Chile en 2023, que ocupó el segundo lugar en el ranking de productores de litio a nivel mundial.

Aunque se enfrenta a desafíos como la falta de experiencia y tecnología en la extracción y procesamiento del litio a escala industrial, Bolivia apuesta a su producción de litio como motor de crecimiento económico y tecnológico.

Con vastos recursos de litio, la región de América Latina tiene una posición privilegiada para capitalizar este recurso estratégico. El triángulo del litio (compuesto por Argentina, Bolivia y Chile) concentra el 68% de las reservas globales en forma de salmueras, de más práctico procesamiento y mayor rentabilidad de extracción.

La gestión de la producción de litio, en países como Bolivia, plantea desafíos y oportunidades significativas, en un escenario donde su demanda mundial está en constante aumento.

Siguiendo los datos publicados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Bolivia posee el 23,7% de las reservas de litio, el país con mayor porcentaje de la región, concentradas principalmente en el Salar de Uyuni, considerado el salar de litio más grande del mundo. Estos vastos recursos han despertado un especial interés por parte de los inversionistas y las empresas internacionales, así como la atención del gobierno boliviano, que busca establecer una gestión estratégica y sostenible del recurso para impulsar el desarrollo económico y tecnológico del país.

La estrategia boliviana de la gestión de reservas de litio

En la gestión de su producción de litio, en 2008, Bolivia optó por una estrategia soberana, buscando mantener el control estatal sobre toda la cadena productiva, sin intervención de empresas extranjeras. El objetivo en ese entonces, debido al potencial de sus reservas, era crear fábricas de baterías y hasta autos eléctricos. Lamentablemente, esa meta no fue alcanzada, al igual que no se logró aumentar las exportaciones de Bolivia de grandes cantidades de cloruro de potasio y carbonato de litio. El Estado, al no tener experiencia en la producción de litio, no logró invertir la cantidad de dinero necesaria para activar la industria, ni contar con los recursos técnicos acordes para hacerla crecer.

A eso se sumó que, hasta hace solo unos años, Bolivia no sabía con certeza qué cantidad de litio tenía porque no estaba certificado internacionalmente. Fue recién en el año 2021 cuando el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) declaró en su informe anual «Resumen de productos minerales» que Bolivia era el país con más reservas de litio certificadas de América del Sur, con 21 millones de toneladas.

Desde el año 2017, la compañía estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) ha sido asignada como la entidad principal responsable de la producción y el procesamiento del litio en el Salar de Uyuni. De acuerdo con las afirmaciones de Juan Carlos Zuleta, experto en economía del litio y consultor internacional, citadas en un artículo de BBC Mundo, el plan fracasó debido a la carencia de personal cualificado, tecnología adecuada y una estrategia de negocios sólida.

Considerando el gran potencial de Bolivia en este sector, y teniendo en cuenta que el Estado de Bolivia no logró sus objetivos de producción durante los 15 años en los que mantuvo nacionalizada la industria, el actual presidente Luis Arce impulsó una nueva dirección para concretar alianzas estratégicas con empresas privadas extranjeras, que ofrecen la tecnología necesaria para promover el desarrollo del negocio, después de varios intentos fallidos a lo largo de muchos años.

Actualmente, Bolivia se encuentra certificando 2 millones de toneladas de litio adicionales, halladas en el salar de Coipasa y en el salar de Pastos Grandes, resultado de los trabajos de exploración que se retomaron desde que culminó la pandemia. A su vez, se han establecido varios proyectos y acuerdos con empresas internacionales, tanto de exploración como de industrialización, con el objetivo de diversificar la matriz productiva del país y promover la industrialización de los recursos naturales. Asimismo, Bolivia tiene la visión de posicionarse como un actor importante en el mercado energético. 

Franklin Molina Ortiz, Ministro de Hidrocarburos y Energías de Bolivia, en una entrevista en el Canal 7 local, explicó que la meta para 2025 era tener una capacidad de producción de carbonato de litio de 40.000 toneladas métricas al año (TM/a), un número considerable teniendo en cuenta los 44.000 toneladas de producción en Chile durante el 2023, que ocupó el segundo lugar en el ranking mundial de acuerdo a Statista En el 2023, YLB firmó un convenio con la empresa CATL BRUNP & CMOC (CBC) para implementar dos plantas industriales. Con estas nuevas instalaciones, se prevé que Bolivia alcance una capacidad de producción de 65.000 TM/a, superando la meta prevista en el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2021 – 2025.

También, Bolivia espera reactivar ciertos acuerdos establecidos de forma previa a la pandemia con países de Europa y Asia

Sin embargo, esta ambiciosa meta no está exenta de desafíos. Poco a poco, pero aún en fase piloto, el país está logrando desandar los caminos iniciales para permitir el ingreso de empresas extranjeras que le permitan potenciar y activar la producción y la exportación de litio. Los acuerdos internacionales para la producción de litio en Bolivia

Durante los últimos años, bajo este nuevo paradigma de apertura, Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) realizó acuerdos con varios países para promover la producción de litio e impulsar su desarrollo. Actualmente se construyen diversas plantas industrializadoras con tecnología de extracción directa de litio (EDL). Dos de ellas con una empresa de Rusia, y otras tres con firmas de China. Se estima que estas instalaciones para el 2026 producirán anualmente cerca de 130.000 toneladas de carbonato de litio, afirma un reciente artículo de la agencia alemana de prensa DW. 

Recientemente, se anunció un nuevo acuerdo con una empresa de Corea del Sur, quien comprará 26.000 toneladas de este metal producido en la planta industrializadora de litio de Potosí, inaugurada a fines del 2023. Otros países de Asia y Europa también se mostraron interesados en el mineral estratégico. 

Un artículo reciente de Ámbito Financiero afirma que el presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció el ambicioso objetivo de producir a escala industrial carbonato de litio de grado batería. Bolivia, que posee reservas de litio por un estimado de 21.000 millones de toneladas en salares, busca convertirse en un importante proveedor para la creciente industria de vehículos eléctricos. Este anuncio refleja el compromiso de Bolivia de capitalizar sus vastos recursos de litio y su visión de convertirse en un actor clave en la cadena de suministro global.

La apuesta de Bolivia por la producción y exportación de litio ha generado expectativas optimistas en cuanto a ingresos económicos. Se proyecta que, para el próximo año, las exportaciones de litio alcancen la cifra de 5.000 millones de dólares. De acuerdo con el artículo de DW, esta cantidad superaría incluso las ventas de gas, que históricamente han sido el principal recurso del país. 

Sin embargo, la industria del gas enfrenta actualmente una crisis debido a la falta de inversiones en exploración, lo que ha llevado al gobierno boliviano a enfocar sus esfuerzos en el desarrollo y la expansión de la industria del litio como una alternativa prometedora y rentable. 

Este cambio de enfoque hacia el litio como motor económico refleja la importancia estratégica que Bolivia atribuye a este recurso y su potencial para impulsar el crecimiento y la diversificación económica del país.

Litio en Bolivia: proyecciones futuras de la producción 

El litio en Bolivia ha captado la atención mundial debido a sus vastas reservas en salares como el Salar de Uyuni. Estas reservas representan un recurso estratégico para el país andino, que busca capitalizar su potencial con el objetivo de impulsar su desarrollo económico y tecnológico, y establecerse como un actor clave en la cadena de valor del litio a nivel mundial. 

Se espera que esta gestión integral del litio contribuya no solo al crecimiento económico de Bolivia, sino también al impulso de tecnologías limpias y al desarrollo de una industria nacional competitiva en el contexto global de la transición energética hacia fuentes más sostenibles y renovables.

Además, Bolivia está buscando asociaciones estratégicas con empresas extranjeras para desarrollar tecnologías y capacidades en la cadena de valor del litio. Estas colaboraciones podrían acelerar el desarrollo de la industria del litio en el país y posicionar a Bolivia como un actor clave en el mercado global de baterías de vehículos eléctricos. Se espera que estas iniciativas impulsen significativamente la producción de litio en los próximos años.

En resumen, las proyecciones futuras de la producción de litio en Bolivia son prometedoras, con el país apostando por este recurso y estableciendo acuerdos con empresas extranjeras para una mejor producción y gestión del negocio. Aunque se enfrenta a desafíos como la falta de experiencia y tecnología en la extracción y procesamiento del litio a escala industrial, Bolivia apuesta a su producción de litio como motor de crecimiento económico y tecnológico.

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Escrito por Redacción LitioArgentina