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El litio es un metal liviano y altamente reactivo, clave para la transición energética y presente en múltiples industrias, desde baterías hasta cerámicas y medicamentos. Se encuentra en salmueras y en minerales como la espodumena, con grandes reservas en países como Argentina, Bolivia, Chile y Australia.
Su producción atraviesa cuatro etapas fundamentales. Todo comienza con la exploración, que identifica yacimientos viables mediante estudios geológicos y perforaciones. Luego sigue la extracción, donde el litio se obtiene mediante evaporación solar o de minerales a través de minería.
En la fase de purificación/concentración, el litio se separa de impurezas mediante métodos tradicionales o tecnologías más avanzadas, como la extracción directa (DLE), que promete mayor eficiencia y menor impacto ambiental. Finalmente, en el procesamiento, el litio refinado se convierte en compuestos como carbonato de litio, utilizados en baterías recargables, lubricantes, cerámicas y hasta tratamientos médicos.
Este recorrido desde la tierra hasta los productos finales demuestra la importancia estratégica del litio y su potencial para transformar el futuro de la energía y la tecnología.
El litio es un metal alcalino, ligero y altamente reactivo, de color plateado y baja densidad. De los metales conocidos es el más liviano: tiene una densidad muy baja que es, aproximadamente, la mitad de la que posee el agua. Se encuentra de manera natural solo en salmueras ubicadas en salares, como los de Argentina, Bolivia y Chile; y en minerales, como la espodumena y lepidolita, que son producidos en países como Australia.
Además, tiene otras importantes propiedades a considerar, como su gran capacidad de almacenaje de energía, su maleabilidad, que permite adaptarlo a diferentes tamaños, formas y diseños, y su rápida oxidación en aire y agua.
¿Cuáles son las etapas del litio?
Las etapas del litio comprenden todo el proceso, desde su producción hasta su aplicación en productos finales, dividiéndose en cuatro etapas clave:
Exploración
Comienza con la investigación de la presencia de litio en el subsuelo para determinar si es viable su extracción y posterior producción. Una de las primeras acciones que se realizan en esta etapa es la identificación de yacimientos, en la cual se buscan depósitos minerales (como espodumena) o arcillas. De la mano complementaria se produce el análisis de la superficie en la cual se suelen hacer excavaciones de 2 o 3 metros para tomar muestras y se analizan químicamente. Esta fase constituye un primer indicio de la química del salar.
Luego, siguen los estudios geológicos que tienen el objetivo de determinar la profundidad máxima de la cuenca o del salar que se está investigando. Por medio de perfiles eléctricos y electromagnéticos, se realizan mediciones indirectas para ver los niveles conductivos en el subsuelo.
Las perforaciones exploratorias también forman parte de esta etapa y son muy importantes para extraer muestras y para evaluar la cantidad y calidad en la concentración de litio.
Extracción
En esta segunda etapa, se extrae el litio del yacimiento y se inicia su procesamiento para convertirlo en una materia prima que pueda ser comercializable. En primera instancia se recurre a bombas electromagnéticas para poder producir el pozo y después, se punza la cañería y se reemplaza por filtros o cañerías ranuradas que se bajan al entubar el pozo.
Hay una diferenciación por el destino del litio. En Argentina, el litio proviene de salares, por lo que se extrae de la salmuera subterránea rica en litio, se desarrolla una evaporación solar donde se almacenan las salmueras en piscinas para que el agua se evapore (en el caso del método tradicional) y crezca la concentración de litio y en último lugar una precipitación química para eliminar impurezas como pueden ser magnesio y calcio.
En caso de que venga desde minerales, como es el caso de Australia, principal productor de litio, se extraen las rocas ricas en litio mediante minería a cielo abierto o subterránea, luego se reducen estas mismas a partículas más pequeñas, se separa el litio del resto de los materiales y, a través de un procesamiento térmico, se somete a altas temperaturas para transformar el litio en una forma aprovechable.
Purificación/concentración
En esta tercera etapa del proceso hay dos métodos que se pueden implementar: el tradicional y el de extracción directa (DLE).
En el método tradicional, la salmuera extraída de los pozos se envía a piletas de evaporación para obtener un concentrado. Luego, este producto se envía a una planta carbonato de litio para obtener el producto final. Es el proceso más conocido y tiene una duración que oscila entre un año y medio y dos.
En cambio, en la extracción directa (DLE), mediante la tecnología, la salmuera extraída de los pozos pasa directamente a un equipamiento que extrae el litio. Cuando concluye este proceso, se lo envía a la planta de carbonato de litio para obtener el producto final.
Esta tecnología ofrece ventajas y desventajas propias de un proceso en desarrollo. Por ejemplo, reduce los tiempos de producción, ya que su eficiencia alcanza entre el 80% y 90%, frente al 45% del proceso tradicional. Además, tiene una menor huella de carbono, ahorra en inversión en piletas y no depende de las condiciones climáticas. Sin embargo, al estar en fases iniciales, implica un alto consumo de energía y requiere agua dulce.
Procesamiento
En esta etapa final, el litio se transforma en compuestos como carbonato, hidróxido o cloruro, según el tipo de planta donde se procese. Una vez obtenidos, estos compuestos se envían a otras instalaciones para su conversión en productos finales. Desde allí, el litio se incorpora a una amplia gama de aplicaciones industriales y comerciales, incluidas muchas que forman parte de nuestra vida cotidiana.
Algunos casos populares son los siguientes:
- Industria de baterías: se emplea en baterías recargables de ion-litio para autos eléctricos, celulares y laptops.
- Cerámica y vidrio: mejora la resistencia térmica y mecánica de vidrios y esmaltes.
- Lubricantes industriales: se usan en grasas lubricantes de alta temperatura.
- Medicina: en forma de carbonato de litio, es utilizado para tratar trastornos psiquiátricos como el trastorno bipolar.
- Aire acondicionado y refrigeración: el bromuro de litio es un desecante en sistemas de absorción térmica.
El recorrido del litio, desde su exploración hasta su aplicación en diversas industrias, demuestra su papel estratégico en la transición energética y la tecnología moderna. Su versatilidad lo convierte en un recurso clave para el desarrollo de productos comerciales y un impulso para avances en múltiples sectores.
Con innovaciones tecnológicas como la extracción directa (DLE), el futuro del litio apunta a procesos más eficientes y sostenibles, consolidando así su relevancia en el mercado global y en la evolución de la energía limpia.