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La minería sustentable ganó relevancia a raíz de la creciente preocupación por parte de los inversores de los impactos ambientales y sociales. Los mismos hoy buscan proyectos que minimicen la degradación ambiental y promuevan la responsabilidad social corporativa. Factores como la reducción de emisiones, la gestión adecuada de residuos y el respeto por las comunidades locales son cruciales para potenciar la industria.
Los estándares ambientales y las regulaciones gubernamentales impulsan a las empresas mineras a adoptar prácticas más sostenibles. La transparencia en las operaciones y la rendición de cuentas también son factores clave que los inversionistas consideran al evaluar proyectos mineros. Estos elementos no solo mejoran la imagen de las empresas, sino que también aseguran la viabilidad a largo plazo de sus operaciones.
Además, los inversionistas están cada vez más interesados en el impacto social de los proyectos mineros. La colaboración con las comunidades locales y la creación de oportunidades económicas son fundamentales para respetar los derechos humanos, fomentar el desarrollo social y trabajar de la mejor manera posible.
El litio ganó peso en la industria minera a nivel mundial y desde hace tiempo se pone foco en su aspecto sustentable y sostenible. Los factores ambientales se volvieron imprescindibles para los distintos inversionistas y el recurso se posicionó como uno de los más importantes globalmente.
Un estudio reciente de minería sustentable de Accenture arrojó datos sobre cuáles son los factores sociales y ambientales que impulsan a los inversionistas de la industria. Según sus voceros, las empresas mineras buscan “mitigar los riesgos y mejorar la resiliencia al desbloquear nuevas oportunidades para la creación de valor a largo plazo”. De acuerdo al informe, la colaboración y la innovación serán los impulsores clave del éxito.
Las cifras hablan por sí solas: el 59% de los inversionistas quiere que las mineras persigan la descarbonización y sean líderes del mercado sin ese esfuerzo, un 63% estaría dispuesto a desprenderse o evitar invertir en mineras que no cumplan sus objetivos a nivel ambiental y el 71% estima que la adopción de tecnologías emergentes tendrá un gran impacto en el valor de las empresas mineras.
En este contexto de transición hacia industrias y procesos sostenibles se destaca la minería de litio, que adopta diferentes normativas y recursos para el cuidado del agua y del medioambiente.
El litio y la minería sustentable
Además de las regulaciones, cada vez son más las empresas que operan en el país y que buscan cumplir a nivel económico, social y ambiental a la hora de iniciar un proyecto de litio. Pablo Bergese, Ingeniero Químico especializado en control y fiscalización ambiental, dialogó con Litio Argentina y puso el foco en un eje central de la sostenibilidad: los monitoreos.
La fiscalización ambiental es un proceso mediante el cual se supervisa y controla el cumplimiento de las leyes, regulaciones y normativas ambientales. Estos controles se dan en industrias de todo tipo y tienen como principal objetivo que los procesos tengan un nivel de impacto predecible, controlado y aceptable.
“A su vez, si hay alguna desviación o algún problema, la fiscalización se encarga de dar el seguimiento correspondiente para que se tomen las medidas necesarias para la mitigación o la recomposición. Para que esto funcione, existen procesos sancionatorios que aplican multas y hasta suspensiones y clausuras”, explicó Bergese.
En el caso del litio existen varias medidas que se ejecutan desde el gobierno de cada provincia, particularmente desde la Secretaría de Minería o del Ministerio de Ambiente, para “asegurar que los procesos industriales de la producción de litio se realicen dentro de los parámetros establecidos por la normativa, fiscalización y control ambiental continuo”.
Las acciones se basan en monitoreos periódicos y programados que cuentan con la participación de la empresa, organismos gubernamentales y actores de las comunidades locales que podrían verse afectadas en caso de incumplimientos. A modo de cierre, el profesional resalta que las compañías mineras tienen estándares ambientales y sociales muy altos “que ellos mismos se imponen y que, en algunos casos, son mayores que lo que pide la normativa vigente”.
Según el informe de Accenture mencionado anteriormente, las compañías deberían tener en cuenta cuatro pasos fundamentales para incorporar modelos sustentables y sostenibles en el tiempo.
- Integración de energías renovables: en medio de los cambios que atraviesa la industria minera hacia fuentes de energías renovables debe reducirse la dependencia de combustibles fósiles. Las empresas no solo mitigan así las emisiones de carbono sino que también logran ahorrar costos y alcanzan independencia energética.
- Economía circular: adoptar principios de economía circular posibilita que las organizaciones exploren zonas innovadoras para minimizar la gestión de residuos y maximizar la eficiencia de los recursos.
- Avances tecnológicos: la automatización, la Inteligencia Artificial, la realidad virtual y el análisis de datos revolucionan distintas industrias, entre ellas la minería. Adoptar estas herramientas mejora la eficiencia operativa y permite más seguridad y un mejor seguimiento de la gestión de los impactos ambientales.
- Desarrollo comunitario: con foco en las comunidades locales, que cada vez están más en contacto con las empresas que operan cerca de sus localidades, las mismas deben incentivar, impulsar y manejar el diálogo constante para garantizar el beneficio mutuo y el desarrollo sostenible. Educación, atención sanitaria y la generación de infraestructuras fomentan el vínculo positivo entre ambas partes.
Factores ambientales y sociales que impulsan a los inversionistas
El estudio destaca tres pilares fundamentales que hoy son centrales para los inversores a la hora de accionar con una empresa minera.
- Gestión ambiental: los inversores cada vez dan más prioridad a las organizaciones que demuestran compromiso para minimizar los impactos ambientales. Esto incluye, según el tipo de compañía, la reducción de emisiones de carbono, la conservación del agua y la preservación del entorno y la biodiversidad.
- Responsabilidad social: se espera que las empresas mineras mantengan una alta responsabilidad social que abarque el respeto por los derechos humanos, laborales e indígenas. Los inversores, explican desde Accenture, valoran que se promueva la diversidad y la inclusión.
- Prácticas de gobernanza: una estructura corporativa sólida es primordial para la confianza de los inversores, que buscan empresas con organizaciones de gobierno sólidas, con procesos de toma de decisiones transparentes y sistemas eficaces de gestión de riesgos.
Tanto el informe de Accenture como el detallado por el Gobierno del año pasado destacan que cada vez es más importante considerar los aspectos ambientales en la minería. El desarrollo del litio, gracias a la alta demanda que lo requiere en la transición energética, está abriendo el camino a niveles sostenibles.
Reglamentaciones y proyecciones
En Argentina la regulación de las actividades de exploración, extracción y procesamiento de litio está comprendida dentro del marco normativo minero general que se fundamenta en tres normativas: el artículo 124 de la Constitución Nacional, el Código de Minería y la Ley N° 24.196 de Inversiones Mineras.
El artículo 124 establece que corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio. Las mismas, a su vez, podrán crear regiones para el desarrollo económico y social y establecer órganos con facultades para el cumplimiento de sus fines. Los convenios internacionales también serán celebrados en tanto no sean incompatibles con la política exterior de la Nación y no afecten las facultades delegadas al Gobierno federal o el crédito público de la Nación.
Dentro de este marco en el que se regula la actividad minera, el informe del Gobierno anterior “El litio como vector de desarrollo sostenible” (2023) destaca algunas de las cualidades centrales de este recurso en el país.
Argentina cuenta con importantes recursos de litio y eso facilita el posicionamiento como un actor clave: no solo genera crecimiento económico y empleo, sino que también colabora con la contribución global de reducción de emisiones y de desarrollo sostenible.
“A medida que avanza la tecnología y se desarrollan nuevas aplicaciones para el litio, como es el caso de los vehículos eléctricos, de los dispositivos electrónicos y de sistemas de almacenamiento de energía, se espera que la demanda crezca en diferentes ámbitos. Esto potencia la producción de litio para satisfacer la demanda en el contexto de la transición hacia una economía baja en carbono”, indica el estudio.
Esta producción beneficiará al país en términos económicos y contribuirá a la reducción de emisiones. Según la Dirección Nacional, para el año 2030 se espera que las exportaciones de litio alcancen la cifra de US $8.790 millones. Este escenario sería liderado por Catamarca, Jujuy y Salta, provincias que forman hoy parte del Triángulo del Litio.