Aunque el litio ha sido utilizado como recurso natural durante décadas, durante los últimos años ha experimentado un notable crecimiento a nivel mundial. Su auge se debe, entre otras razones, a que el mineral es un componente irremplazable en la fabricación de baterías de ion-litio. Este tipo de baterías son las que permiten almacenamiento de energía eficiente y sustentable, escalón fundamental en un contexto mundial cada vez más comprometido con la neutralidad de carbono.
América Latina ocupa un rol protagónico en este escenario mundial gracias a su geografía y recursos. Argentina, Bolivia y Chile forman el «triángulo del litio» y brindan numerosas oportunidades. Esta zona cuenta con salares que poseen concentraciones de litio rentables para su explotación. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), el 67% de las reservas probadas de litio y aproximadamente la mitad de la oferta global se encuentran en esta área.
Si bien existe un rédito económico directo que surge de la explotación del mineral en sí misma, la actividad se configura también como una plataforma para impulsar el desarrollo económico regional.
Según una investigación del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) del Ministerio de Economía de Argentina, la minería tiene un impacto positivo en las comunidades donde se inserta, al punto que el 80 % de la facturación de las empresas del rubro se queda en Argentina.
En este sentido, la industria minera tiene un gran potencial de expansión en cuanto al desarrollo regional y de proveedores, al mismo tiempo que desempeña un papel significativo como generadora de divisas a través de exportaciones e inversión extranjera directa. Estos son los cinco principales indicadores que muestran el empuje productivo:
Producción interna
La mencionada encuesta a las Grandes Empresas (ENGE) demostró que 8 de cada 10 dólares que genera la actividad minera, se quedan en Argentina. La información presentada permite concluir que la gran mayoría de la facturación se retribuye a actores locales, en distinto porcentaje.
Las tres principales áreas donde queda circulando este dinero son entre: la fuerza de trabajo (a través de salarios), el Estado (a partir de impuestos) y otras empresas locales (a través de compras a proveedores).
Si se descompone el valor bruto de la producción que hubo entre 2017 y 2019, puede concluirse que el 40.5% de los ingresos se destinaron a proveedores nacionales de bienes y servicio, tanto de insumos como de aquellos ligados a reponer la depreciación de la inversión y computados aquí en el segmento de amortizaciones.
Asimismo, el 12,5% se destinó a salario de trabajadores directos de la actividad, el 11.4% a impuestos al Gobierno Nacional y otro 12.9% se computó como ganancias no remitidas al exterior.
Cabe aclarar que estas cifras son una foto de un momento determinado en el tiempo. A estos números también se le deben sumar tanto las inversiones de las fases previas a la explotación, como las fluctuaciones en los precios internacionales del litio, el cual es heterogéneo y con ciclos alcistas y bajistas.
Empleo y salario
Según cifras de la Encuesta Nacional a las Grandes Empresas (ENGE), las grandes empresas mineras generaron -antes de la pandemia- un total de 7.964 puestos de trabajo directos, esto es alrededor de 995,5 puestos por empresa.
Otro factor relevante de la industria del litio y la minería en general, es que suele tener uno de los sueldos más altos de la economía en la región. Durante 2019, por ejemplo, el costo salarial promedio mensual en la minería metalífera fue de $183,196, triplicando el promedio de la economía en general que alcanzó los $60,953.
Proveedores locales
La minería de litio no solo impulsa el crecimiento económico y generación de empleo en las áreas de extracción, sino también en la cadena de suministro local. La colaboración con proveedores locales fomenta el desarrollo de capacidades y conocimientos especializados y contribuye a fortalecer las economías regionales y a reducir la dependencia de las importaciones.
Según el análisis basado en la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGE), se estima que el 88,7% del monto total de las compras de insumos productivos, incluyendo bienes y servicios, se realiza a proveedores locales. Esto demuestra la estrecha relación entre la industria del litio y el desarrollo de la economía local.
Es importante destacar que esta cifra no tiene en cuenta las importaciones embebidas en los proveedores locales, es decir, aquellos insumos que son importados pero se utilizan en la producción local. Según estudios realizados por Schteingart y Allerand en 2021, se estima que estas importaciones embebidas equivalen al 59,3% de las importaciones directas. Si se incluyera este contenido importado embebido en los proveedores locales, el consumo intermedio importado, ya sea directa o indirectamente, alcanzaría el 18,1% del total.
Imán para las divisas
CELAG, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, sostiene que la exportación de litio en América Latina podría convertirse en una fuente segura de divisas para seis países de la región: Bolivia, Argentina, Chile, México, Perú y Brasil.
Según sus estimaciones, para el año 2040, se proyecta que estos países podrían generar ingresos anuales por un total de 530 millones de dólares provenientes de la exportación de litio.
En términos de distribución, se prevé que Bolivia sería el país que más se beneficiaría, con ingresos proyectados de 210.719 millones de dólares. Argentina le seguiría de cerca, con 193.477 millones de dólares, y Chile ocuparía el tercer lugar con 96.723 millones de dólares. México, por su parte, se espera que genere ingresos de 17.071 millones de dólares, mientras que Perú y Brasil obtendrían 8.837 y 4.464 millones de dólares respectivamente.
Estos datos demuestran el potencial económico que representa la exportación de litio para Argentina y el resto de los países mencionados. Es importante que los países aprovechen esta oportunidad y establezcan políticas y estrategias adecuadas para maximizar los beneficios económicos y sociales derivados de la industria del litio.
Impacto regional
La región muestra una radiografía actual del mercado del litio. Argentina destaca como el cuarto mayor productor a nivel mundial, después de Australia, Chile y China. Además, ocupa el tercer lugar en reservas, solo superado por Chile y Australia. En el territorio argentino, se están desarrollando un total de 38 proyectos relacionados con el litio. Dos de ellos se encuentran en etapa de producción, seis están en construcción, dos en etapa de factibilidad, tres en prefactibilidad, cinco en evaluación económica preliminar y veinte en etapa de exploración avanzada.
En Argentina, las inversiones en la producción de litio provienen de diversas fuentes, incluyendo empresas de capital norteamericano, australiano, canadiense, chino, surcoreano, japonés y argentino. Según la Cámara Argentina de Empresarios Mineros, se estima que las inversiones en este sector oscilan entre los 4.500 y 5.000 millones de dólares. Actualmente, el país produce alrededor de 37.000 toneladas anuales de litio a partir de los únicos dos proyectos en fase productiva.
Chile también se destaca en el negocio del litio, con inversiones privadas lideradas por SQM, una empresa de origen local, y Albemarle, una compañía estadounidense. Chile es responsable del 30% de la producción mundial de litio. Según datos proporcionados por el Servicio Geológico de Estados Unidos, Chile produjo 207.000 mil kilotoneladas durante el último ejercicio.
Por su parte, Bolivia cuenta con más de 21 millones de toneladas de litio y actualmente busca impulsar la implementación de tecnologías que agilicen el proceso de extracción. En Brasil, la explotación del litio se concentra en el estado de Minas Gerais, donde participan principalmente compañías pequeñas y medianas.
El litio, con su creciente demanda para la fabricación de baterías y otros productos, no solo impulsa la economía de cada país, sino que también ofrece una oportunidad para avanzar hacia prácticas más respetuosas con el medio ambiente. Como resultado, la región se posiciona como líder en la producción de litio y se convierte en un referente a nivel mundial en términos de desarrollo económico y sostenibilidad ambiental.