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Las empresas productoras de litio en Argentina exportan principalmente carbonato o hidróxido de litio, aunque también se produce cloruro de litio como parte de la cadena de procesamiento. Estos compuestos se usan para fabricar baterías o productos industriales, pero se diferencian en cómo se obtienen, su grado de pureza requerido, sus aplicaciones y su valor en el mercado.
Mientras el carbonato es más accesible y versátil, el hidróxido se destaca en baterías de alto rendimiento y el cloruro funciona como insumo industrial clave y paso intermedio en algunos procesos de producción.
Al hablar de litio, es importante conocer sus propiedades y derivados, para comprender mejor el uso del mineral a gran escala y en el día a día. Entre sus formas más utilizadas se encuentran el carbonato de litio y el hidróxido de litio, dos compuestos que se usan para fabricar baterías y que, aunque comparten el mismo metal base, tienen propiedades distintas y aplicaciones específicas.
Comprender la diferencia entre ambos es clave para entender cómo se produce, se transforma y se valora el litio dentro de la cadena industrial y energética. Además, influye directamente en las decisiones tecnológicas de los fabricantes y en el desarrollo de políticas que se vinculan a la transición energética.
¿Qué es el carbonato de litio?
En Argentina, Río Tinto en el Salar del Hombre Muerto, Exar y Sales de Jujuy, en el Salar de Olaroz Cauchari, producen carbonato de litio. El carbonato de litio (Li₂CO₃) es una sal blanca, inodora y cristalina que representa una de las formas más comunes en las que se comercializa el litio. Se obtiene principalmente a partir de salmueras ricas en litio, como las que se encuentran en los salares de Argentina, Bolivia y Chile, aunque también puede producirse por medio de minerales como la espodumena.
Este compuesto es muy valorado por su versatilidad. Se utiliza en la fabricación de baterías recargables, especialmente en aquellas de ion-litio que alimentan celulares, computadoras portátiles y vehículos eléctricos. Además, tiene aplicaciones en la industria farmacéutica, en la producción de vidrios y cerámicas especiales; y en ciertos procesos industriales.
En el contexto del mercado, el carbonato suele ser el punto de partida para obtener otros compuestos de litio, como el hidróxido, que se obtiene a partir de su procesamiento químico. Aunque no siempre es el producto final más buscado, su papel como insumo clave en la cadena del litio lo vuelve estratégico.
¿Qué es el hidróxido de litio?
En Salta, Posco inauguró recientemente una fábrica de hidróxido de litio. Este es un compuesto químico. Este es un compuesto químico inorgánico derivado del litio y conocido por sus propiedades alcalinas. Se presenta en su fórmula química como LiOH y su peso molecular es de 23,95. Consiste en un sólido blanco altamente soluble en agua que se obtiene a partir de la reacción del carbonato de litio con hidróxido de calcio en una solución acuosa o a través del tratamiento del óxido de litio con agua.
En cuanto a su uso, posee una variedad grande en el ámbito industrial por sus propiedades alcalinas, su estabilidad térmica y su capacidad de reacción frente a otros compuestos. Por ejemplo, es uno de los componentes clave en la fabricación de baterías de iones de litio y también en los lubricantes de alto rendimiento que se utilizan en la industria automotriz, aviación y maquinaria industrial.
Por otro lado, es útil en la industria química-farmacéutica, en sistemas de filtración de aire, en tratamientos de agua (puntualmente en procesos de purificación y ajuste del pH) y en la elaboración de cerámicas y vidrios especiales por su capacidad para modificar el punto de fusión y mejorar las propiedades mecánicas de los materiales.
¿Qué es el cloruro de litio?
En Argentina, empresas como Ganfeng Lithium, producen cloruro de litio (LiCl) en la provincia de Salta. Esta es una sal blanca, cristalina y muy soluble en agua. Aunque menos conocido que el carbonato o el hidróxido, cumple un rol importante dentro del procesamiento industrial del litio.
Se obtiene principalmente a partir de salmueras ricas en litio y suele ser un paso intermedio en la cadena de producción de otros compuestos más complejos. El cloruro de litio se utiliza en diversas industrias: en la fabricación de aire acondicionado industrial, en procesos metalúrgicos, en la industria farmacéutica y también como insumo para obtener litio metálico o producir baterías mediante rutas alternativas.
Su presencia en el mercado refleja la necesidad de contar con una gama diversa de compuestos que permitan adaptar los procesos de producción a diferentes exigencias tecnológicas y ambientales. Aunque no es el derivado más visible del litio, tiene un rol estratégico dentro de la cadena de valor.
Diferencias clave
Ambos compuestos son materias primas para baterías, pero tienen algunas diferencias. Una de ellas está en la preparación. El carbonato de litio se prepara mediante el método del ácido sulfúrico. En este el sulfato de litio se obtiene por la reacción del ácido sulfúrico con espodumena, luego se le añade el carbonato de sodio y la solución se precipita y se seca para la confección del carbonato de litio en cuestión.
El hidróxido de litio, en cambio, recurre al método alcalino en el cual se prepara tostando espodumena e hidróxido de calcio, y algunos de ellos se elaboran mediante el llamado método de presión de carbonato de sodio, es decir, primero se prepara la solución que contiene litio y luego se agrega cal a la misma para dar lugar al hidróxido de litio.
Una de las diferencias menos visibles, pero más importantes entre el carbonato y el hidróxido de litio, es el nivel de pureza que exige cada uno según su uso final. El hidróxido suele requerir una pureza extremadamente alta, superior al 99,5%, para ser apto en la fabricación de cátodos de baterías de alto rendimiento. Estas baterías son importantes para vehículos eléctricos de larga autonomía, por lo que cualquier contaminante podría comprometer su vida útil, capacidad de carga o seguridad.
Por otro lado, el carbonato de litio puede utilizarse con niveles de pureza más bajos cuando se destina a aplicaciones como la industria farmacéutica, la cerámica o el vidrio, donde las exigencias químicas son menos estrictas. Sin embargo, si el carbonato se emplea como materia prima para convertirlo en hidróxido para baterías, por ejemplo, entonces también debe alcanzar niveles muy altos de pureza.
Además, desde el punto de vista económico hay una disparidad. El hidróxido de litio suele tener un precio más alto que el carbonato, debido a su procesamiento más complejo y a su creciente demanda en la industria de vehículos eléctricos de alta gama. En cambio, el carbonato de litio, al ser más abundante y versátil, es al mismo tiempo más accesible, aunque su valor también varía según la pureza y el mercado internacional.
Aunque el carbonato, el cloruro y el hidróxido de litio comparten un mismo origen, sus diferencias los convierten en piezas clave para distintas etapas del desarrollo tecnológico actual. El carbonato destaca por su versatilidad y accesibilidad, el hidróxido se posiciona como el preferido en la fabricación de baterías de alto rendimiento, y el cloruro cumple un rol estratégico en procesos industriales e intermedios de producción.
Con el avance de la movilidad eléctrica y la transición energética, entender estas distinciones permite seguir las variaciones del mercado y también anticipar hacia dónde se orienta el futuro del litio.